Empiezo el post de hoy con un texto que he encontrado en el libro “Cuentos para pensar” de Jorge Bucay.
Yo soy quién soy.
Yo no soy quién quisiera ser.
No soy el que debería ser.
No soy el que mi mamá quería que fuese.
Ni siquiera soy el que fui.
Yo soy quien soy.
Tiene mucho que ver con el ejercicio que ya has hecho pensando en tu propósito, pero mirándolo del revés. Es decir, tan importante como saber qué quieres (propósito) es saber qué no quieres (límites).
Conocer los límites que no estás dispuesto a traspasar, e identificar aquello que para ti es un mínimo y del que no puedes prescindir, es una inversión en el diseño de tu propio futuro. Tus límites irán evolucionando contigo, según tu momento vital serán unos u otros.
Cuando estés aplicando a ofertas de trabajo tienes que tener en cuenta todo, ¡todo! Te evitarás muchas frustraciones, y lo que es peor, estar antes de lo que esperabas de vuelta en la casilla de salida.
¿Que no quieres viajar y estar lejos de tu familia? Fíjate en la oferta de trabajo que estás leyendo y en el porcentaje de movilidad que conlleva.
¿Que tienes que emplear tres horas de tu tiempo cada día para llegar al trabajo? Nada más fácil que buscar en Google los km de distancia.
¿Que ya intuyes nada más leer el anuncio que la cultura de esa empresa no va contigo? Pues aquí si lo deberías tener claro…. no hay nada peor que verse implicado a diario en algo que se contradice directamente con cómo tú ves la vida.
Quizás pienses que este es el típico consejo de mayores, al que no haces caso, y es que no será para tanto: el porcentaje de tiempo en viajes, la distancia de tu casa…. ¡Ay! Si yo no me hubiera traicionado a mí misma…. Ahora mismo, no estaría buscando trabajo….